Con más interrogantes que soluciones, con más empatía entre editores y fotógrafos, con más criterios al crear y editar una foto cerró el Taller para Fotoperiodistas de la Región.
Karen Amaya/ Alejandra Sorto
Este sábado 21 de mayo, terminó el Taller de Fotoperiodistas impartido por Claudi Carreras en El Salvador. Reunió a 15 fotoperiodistas que durante las tres jornadas debatieron las implicaciones y las aristas en torno a la fotografía en Latinoamérica.
Lejos de plantear lineamientos cerrados o respuestas correctas siempre se mantuvo un debate en torno a la elección de los temas, los enfoques, los recursos, la construcción y la post-producción de la fotografía, para, entre todos, ampliar las concepciones personales sobre la fotografía documental.
Bajo este esquema la última jornada se centró en la discusión sobre tres ámbitos: el uso de programas de edición, los recursos multimedia: las variantes que ofrecen a la hora de presentar un proyecto y cómo construye un fotoperiodista su estilo.
Para discutir los usos de programas de edición y de recursos multimedia se usaron dos proyectos: El fin de la abundancia, que retrata los problemas de escases de agua en Morelos, México, y La ciudad de Yeso, de RUIDO foto de España, centrado en los ríos Tinto y Odiel de España.
“Las fotos se ven surrealistas por el uso técnico”; “¿Cómo el fotoperiodista al abusar del photoshop presenta una realidad que no existe?”; “Se crean imágenes muy saturadas”, son algunos de los comentarios de los presentes respecto a los trabajos que se les presentaban. Al respecto Claudi Carreras explicó que: “Siempre en la fotografía los colores son irreales. Nunca se han conseguido a través de los colores retratar la realidad de forma fidedigna”.
Respecto a los recursos multimedia los comentarios giraban en torno a que “un fotoreportaje es un camino de narrar la historia a través de la foto” o que “los multimedia implican un enorme valor a la historia por el mayor uso de recursos”. Tras una larga discusión, la mayoría respaldaba las ideas de que los usos multimedia son necesarios cuando fortalecen la historia que se cuenta y no deberían usarse cuando entorpecen o restan importancia al relato. Además, coincidían, en que las fotos deben tener un valor por sí mismas y usar el multimedia como apoyo.
Además, se evaluó el trabajo de Giahan Tubbeh, fotógrafa peruana de origen pakistaní, miembro de Versus Photo y ganadora del World Press Photo 2010, para generar opiniones respecto a las nuevas representaciones dentro de la fotografía documental. “Hasta envidia me da su trabajo”, “Es muy fresco, muy progresivo” opinaba un sector, mientras el otro consideraba riesgoso darle un valor positivo, ya que, por su influencia en las generaciones futuras, los jóvenes podrian copiar o respaldar su manera de concebir la fotografía documental.
“¿Cuántos Salgados hemos visto? No podemos hacer las cosas pensando en lo que los que nos siguen, ellos harán los que les parezca bueno”, explicó Carreras. Pues, asegura que las generaciones que preceden son modelos para los fotógrafos jóvenes, pero es un proceso antes de definir los estilos propios. “Es un proceso que te lleva a buscar una perspectiva personal”, añadió.
Para finalizar, se evaluaron los trabajos de los fotoperiodistas y se llegó a la convergencia de opiniones en torno a evitar las repeticiones o encuadres similares en las series fotográficas, la búsqueda de enfoques nuevos que permitan enriquecer el tratamiento de un tema específico, comprender que hay que dejar de lado la comodidad y los vacios de información con mayor profundidad en cada fotoreportaje.
No se crearon lineamientos, ni manuales, ni mucho menos reglas para tomar una foto. No era el fin. El objetivo era que editores y fotógrafos de distintos países reflexionaran sobre su trabajo, sobre el trabajo del otro, sobre la importancia y las implicaciones de tomar una fotografía documental. Y eso, desde cualquier ángulo que se encuadre se alcanzó.
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