El evento, parte d las actividades del Foro Centroamericano de Periodismo, marcó la discusión de la fotografía como forma clave de hacer periodismo y retratar las realidades latinoamericanas.
Alejandra Sorto/ Karen Amaya
Un auditorio ocupado, en su mayoría, por jóvenes estudiantes, periodistas y fotógrafos se preparaba para recibir a cuatro de los principales representantes de la fotografía periodística a nivel de Iberoamérica.
El panel abordó el tema de la violencia desde la fotografía |
El foro público dio inicio con un panel comprendido por Claudi Carreras, fotógrafo y curador español -creador del proyecto Laberinto de Miradas- y los fotógrafos Edgar Garrido, chileno que ha retratado eventos como el golpe de Estado a Manuel Zelaya en Honduras; Alejandro Cossío, mexicano miembro de El Semanario Zeta y Edu Ponces, fotógrafo del ElFaro.net. y Ruido Foto. Roberto Valencia, periodista de ElFaro.net, fue el moderador del evento, en el cual, el público pasó a ser parte de una discusión abierta sobre la fotografía periodística y su abordaje en el tema de la violencia.
Bajo la frase “De un fotoperiodista lo que más habla es su trabajo” en boca de Valencia, se mostró cada uno de los trabajos de cobertura en temas de violencia generados por los panelistas. Se inició con la labor realizada por Cossío, ganador del Premio Nuevo Periodismo en Fotografía, 2010, con su trabajo sobre la realidad de violencia en Tijuana, México.
La pantalla del auditorio sucesivamente se vio plasmada por fotografías de cada uno de los panelistas y sus diversas formas de retratar las realidades en las cuales se ven inmersos. Al momento de presentar las imágenes, cada uno de ellos exponía su punto de vista respecto a la temática central, el “agredir o no al lector”. La interrogante dio pauta hacia un debate formado por puntos de vista divergentes y expectativas sobre la función de la fotografía periodística.
“No se trata de cambiar el mundo. Es imposible creer que mi fotografía cambiará todo. Somos un canal para ayudar a la gente que no tiene voz ni recursos para contar lo que les está pasando”, argumentó Garrido. Ante esto, Ponces presentaba su postura, opuesta a la anterior, “creo que aún soy de los pocos que creen que el fotoperiodismo o sirve para cambiar la realidad para bien o mejor me voy a mi casa”.
El público fue parte del debate generado en torno al tema. |
Al tratar la temática desde el ángulo de agredir o no al lector, Claudi Carreras complejizó la interrogante al cuestionar ¿Cómo abordar la violencia? ¿Cuándo la imagen retrata la realidad y cuando alimenta el morbo y victimiza doblemente a los afectados? Ante esto, Cossío planteó que de manera inicial se debe promover una alfabetización de la imagen. “La sociedad necesita imágenes, somos adictos a ellas, pero se debe aprender a comprenderlas”. Carreras complementó al sostener que “estamos sobrepasados de imágenes de violencia, y únicamente al entenderlas es posible comprender realidades tan complejas como las latinoamericanas”.
Ponces, por su parte, expuso que a nivel de realidad y de agredir o no, por una parte se debe respetar a las fuentes, a los sujetos y al lector, pero a la vez “ponerle la realidad en la cara a los demás”. “El debate no se debe quedar en el agredir o no, sino en saber si mi fotografía ayuda a entender la realidad o no, si entiendo lo que pasa en la calle y, ¿qué es esto de la violencia?”, comentó.
Para finalizar, Carreras argumentó que los límites entre agredir o no deben ser establecidos por el mismo fotoperiodista, en cuyo trabajo radica la responsabilidad de plasmar hechos que permitan comprender situaciones, en su mayoría, problemáticas. “Cobertura sobre la violencia ha habido por mucho tiempo, el reto está en encontrar maneras alternativas en el abordaje del tema de la violencia y su comprensión por parte del lector”, concluyó.
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